lunes, 30 de noviembre de 2009

Investigaciones.

Marie Curie decide en 1897 hacer un doctorado de física. Henri Becquerel, acababa de constatar al estudiar los rayos X que una sal de uranio impresionaba una placa fotográfica a pesar de las envolturas protectoras. A Marie Curie se la ocurrió intentar comprender el efecto, la energía de esos rayos uránicos, el fenómeno de la radioactividad espontánea. Marie, utilizando las técnicas inventadas por su marido, midió esmeradamente las radiaciones de distintos elementos, llegando a la conclusión que debían haber minerales más radiactivos que el uranio.

Utilizando un electrómetro que había diseñado Pierre junto con su hermano Jacques, los esposos Curie trabajan con toneladas de mineral haciendo medidas de los campos eléctricos generados en cada caso por los rayos de Becquerel al atravesar el aire y descubren que otra sustancia, el torio, es radiactivo, término de su invención. Juntos demostrarán que la radiactividad no resulta de una reacción química, sino que es una propiedad del elemento, concretamente del átomo. Marie estudia entonces la pechblenda, mineral uránico en el que constata una actividad mucho más intensa que en la sola presencia del uranio. De ello deduce que además del uranio existen otras materias muy radiactivas, el polónium y el rádium, que descubre en 1898.
En sus experimentos, Pierre observa las propiedades de las radiaciones y Marie se dedica más bien a purificar los elementos radiactivos. Para lo último, Marie utilizó el procedimiento de cristalización fraccionada: los compuestos de elementos más livianos tienden a formar cristales a mayor temperatura, con lo que en cada paso de un enfriamiento podía separarse lo que se cristalizaba.

Pero mientras transcurrían los procesos investigativos los Curie iban descubriendo otras sorprendentes propiedades de esos elementos, como su emisión de luz y calor. Cada cristal obtenido era sometido a un test de radiación. Así comprobaron que la mayor radiactividad era emitida por dos compuestos, uno de bismuto y otro de bario. Como ninguno de ellos es radiactivo, la conclusión a la cual llegaron fue que cada compuesto contenía adhesiones de un elemento distinto y desconocido. Al elemento cuyas propiedades químicas eran semejantes a las del bismuto lo llamaron polónium, y al otro, rádium.

Ahora bien, para poder demostrar químicamente la existencia de los nuevos elementos se requería aislarlos de los compuestos de bismuto y de bario en los que supuestamente se encontraban mezclados en una pequeñísima proporción. Marie se deja guiar, en el paciente trabajo de separación, por la actividad que las diferentes fracciones presentaban. Podía controlar con certeza el enriquecimiento en materia radiante de las soluciones, por la medida del aumento del poder ionizante de los productos separados. Después de más de dos años de una constante y pesada labor investigativa, en julio de 1898, llegó el día en que se pudo anunciar el descubrimiento de una nueva sustancia radiactiva, el polónium, localizado en las fracciones que contenían bismuto. Mas, la actividad del polónium era insuficiente para explicar la enorme energía que irradia de la pechblenda. La actividad continuó, llegando Marie a manejar unas ocho toneladas de residuos de mineral, del que ya se había separado del uranio.

Finalmente, los esfuerzos de búsqueda y el modo de hacer ciencia tanto de Marie como su esposo Pierre, fueron premiados por el éxito. El 26 de diciembre del mismo año 1898, los dos investigadores y su ayude Gustave Bémont , anunciaron a la Academia de Ciencias un hallazgo aún más importante: en las fracciones que contenían bario acababan de verificar la presencia de un elemento mucho más activo que todas las sustancias conocidas, el elemento cuyas huellas habían seguido incansablemente durante casi cuatro años: el rádium
En 1903 se le concede el premio Nóbel por sus investigaciones en radiactividad.

Pierre experimenta con el radio sobre su piel. Quemadura y a continuación herida: su acción sobre el hombre queda patente. Pronto se comienza a utilizar el radio como tratamiento de los tumores malignos. Nace la «curieterapia».
En 1906, Pierre, debilitado por los rayos, agotado por un trabajo excesivo, sufre el accidente que ya mencionamos y que lo arrebató a la ciencia.En diciembre de 1909 la universidad de París decide construirle un laboratorio , el Instituto de radio. Fue nombrada directora del Instituto de Radio de París en 1914 y se fundó el Instituto Curie.

Presentación.